El: ¿Qué te pasa?
Ella: No sé cómo decírtelo…
El: Intenta explicarlo, ¿o tampoco sabes, como de
costumbre?
Ella: Es difícil, pero haber… siéntate en el columpio,
hazme caso, por favor, solo así lo entenderás.
El: Ya estoy en el columpio, ¿y ahora qué?
Ella: Comienza a columpiarte, una vez que hayas cogido
impulso, cierra los ojos. ¿Notas esas cosquillas en el estómago? A mí no me
hace falta columpiarme para sentirlas, las tengo cada vez que me hablas, cada
vez que te veo, cada vez que oído tu nombre…
El: pufff… de verdad, no sé qué decir…
Ella: No, pero aun no acaba. ¡No abras los ojos, sigue
consiguiendo impulso! Ahora, suelta una mano.
El: ¿Qué?¿Tú quieres matarme?
Ella: Hazme caso, confía en mí. Suelta una mano.
El: AAAAAAHHH!
Ella: ¿Has visto que sensación? Parece que te vayas a
caer, se te corta el aire y se te acelera el corazón, eso me pasa cada vez que
te separas de mí, cada vez que te noto distante, o más cercano a ella…
El: pero…
Ella: No digas nada, no abras los ojos, déjame
impulsarte y solo abre los ojos cada vez que estés arriba, y mira el cielo,
¿vale? Una, dos y tres.
El: ¿Y esto? ¿Cuál es esta sensación?
Ella: Solo contigo, siento que toco el cielo, siento
que vuelo, me siento en las nubes…
El: ¿joder… tanto me quieres?
Ella: No dejaría de columpiarme nunca.
♥