Miras el reloj, son las cuatro y veinte de la
mañana tan solo han pasado dos minutos desde la última vez que miraste su
ultima conexión, pierdes cualquier esperanza de ser capaz de dormir esa noche. Te
desesperas, te sientas en la cama, suspiras y te vuelves a tumbar. Miras cada
rincón de tu habitación, suspiras una y otra vez, tan solo oyes el tic-tac del
reloj que se pone de acuerdo con el ritmo de tu corazón. No puedes evitar pensar en él una y otra vez, pensar en
que estará haciendo, si se estará acordando de ti o no… Y solo hace 2 días que
no hablas con él, y le echas de menos, le echas muucho de menos. Y vuelves la
vista atrás y solo recuerdas cosas buenas; las tonterías, las risas, los
momentos mimosos de los dos, las cosas bonitas, los piques…. y entonces una lágrima cae por tu mejilla
hasta llegar a tu almohada. Esa pequeña lágrima viene acompañada de otras,
te secas los ojos, mientras te muerdes los labios.Sientes que ya no puedes más, que la vida se
te escapa si no estás con él, que darías cualquier cosa por tenerle cerca y por
abrazarle tan fuerte que no se pudiera ir nunca más… Notas que tus parpados se
van cerrando, y siempre lo último que piensas, es
“tengo que seguir siendo fuerte, pero a mi
manera…”
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