El de siempre.
Soy muy dada a que las cosas me vengan sin
pedirlas, es decir, no me gusta arrastrarme ni una pizca, me gusta que las
cosas surjan cuando tienen que surgir, no me gusta alterar el rumbo si es
innecesario, cuanto menos lo cambie, mucho mejor. Y si hay que decir las cosas,
sea como sea, las digo. Si de decir verdades esto se trata, ahí va una bien
gorda; que te quiero, ahora, miedo tengo, pero que mucho a decírtelo, sí, puede
ser una estupidez, pero no debes de saber lo que es pasarlo mal, y todo mi
miedo a esa palabra viene de que si te digo que te quiero, tu pases. Fui una
verdadera tonta, sí, joder, no aproveche el momento de decirte "tú,
tambien eres especial" y no joder, no lo dije, sabía que quería decirlo,
la cagué, no lo dije y ahora todo tiene consecuencias y de las gordas. Que te
quiero, y que no me cansaré de decirlo, pero por si a caso lo digo es formato
susurro, para que solo yo lo oiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario